El SLAM nació en Chicago en 1986. En 2006 se celebró la primera competición en nuestro país. Veinte años de historia de la práctica urbana que más ha rejuvenecido la poesía.
Al tanto, por eso, no es poesía al uso. Para los que nunca hayan oído hablar de ello, resumiremos que el slam es el arte competitivo de recitar textos. Uno sube al escenario, con sus escritos memorizados o apuntados, y el jurado, de cinco personas, te deja tres minutos para impresionarles. No sólo a ellos: también al público, que abuchea o anima el show sin piedad. No es fácil. No sólo por los nervios de parecer estúpido o que la composición sea mala, sino porque tampoco puedes usar instrumentos. El que te escucha te quiere sólo a ti y a tu rima.
Bien, ya lo has hecho. Ahora, de las notas de esos cinco jueces olvida la nota más alta y la más baja. Justicia poética: los extremos se perdonan. Los otros tres harán media, con lo que conseguirás una nota de 0 (cazurro) a 30 (megamáster).
No hay que confundir el slam con el spoken Word. En éste se recitan textos, cuentos y manifiestos, pero no siempre son rimados. Por eso se le llama también open mike reading, lectura a micro abierto. (1)
ORÍGENES DEL SLAM
Había una vez un tal Mark Smith que trabajaba en la construcción de día, y de noche escribía poesía social. Corría el año de 1986. Era habitual de un bar llamado Green Mill (la famosa «milla verde» carcelaria, paradójicamente), en Chicago. Al entrar al local pronunciaba las palabras «qué hay, Dave». El tal Dave era Dave Jemilo:
Dave Jemilo, que puedes ver en la imagen, antiguo amigo de Al Capone, que más tarde se avendría a hacer competiciones de slam en su local, cuando el slam no se llamaba slam ni nada, porque no existía. Slam down era la expresión usada para «poner los puntos sobre las íes».
Desde aquel julio de 1986, cada domingo por allí se dejan las cosas bien claritas en tres minutos.
NOMBRES PROPIOS
Hay que citar a Patricia Smith, una profesora cuatro veces campeona de los nacionales americanos. Importantes son los textos de Mighty Mike McGee, desde California, el responsable de la popularidad del slam en la costa Oeste. Ragan Fox o Bob Colman también valen la pena, pero el rey de la escena es Saul Williams, nacido en Nueva York en 1972, recientemente publicado en España. Protagonista de Slam Nation (Paul Devlin, 1998), explica:El slam proclama lo que la sociedad necesita oír para atreverse a cambiar las cosas; lo escrito es poderoso, pero la fuerza de lo hablado convoca, invita a aquello que verbaliza a existir. La vibración del sonido afecta a la realidad.
Entre los nacionales: Bano, Metro (de Geronación), Tremendo (colectivo Funkomuna), Welelo (puedes ver mucho en internet), y El Chojín, importante en la baraja slam: Tengo una visión romántica del movimiento: gente que quiere expresarse, la voz de las clases desprotegidas, el grito de la calle… (2)
(1) Se puede revisar al respecto el festival español de Spoken Word.
(2) La mayoría de las veces la frontera entre su poesía slam y el rap, su cara más popular y comercial, es confusa. Así se puede ver enwww.cccb.org/kosmopolis, en http://www.hipnotikfestival.com/slam.htm o en www.misionurbana.com