Las justas poéticas tienen larga tradición en ciertos países como México, donde aún se pueden encontrar competiciones rurales. Pero alcanzaron un éxito singular en la China del siglo XVII y posteriores, como forma de diversión asociada a la embriaguez. Así nos lo cuenta Jacques Pimpaneau en su Celebración de la embriaguez:
«Los letrados o los jóvenes (…) a menudo preferían las justas poéticas, en las que las formas son muy variadas gracias a las particularidades de la lengua y de la escritura chinas. Cada uno tenía que componer una cuarteta mientras alguien tocaba el tambor o en el tiempo en que se consumía una varita de incienso; alguien daba el primer verso o la rima y a continuación cada uno, cuando le tocaba su turno, añadía un verso. Podía haber reglas suplementarias: cada verso debía citar un poema conocido, contener el nombre de una flor, de un color o de un instrumento musical. En el capítulo XXVIII de la novela Le Rêve dans le Pavillon rouge [El sueño en el pabellón rojo], los comensales han de imaginar versos que comiencen por el sentimiento de una joven:
Triste está la joven que adentrada la primavera custodia un gineceo desierto. Afligida está la joven que lamenta haber enviado lejos a su esposo en busca de gloria.
Placer siente la joven que por la mañana se maquilla alegremente ante su espejo.
Júbilo siente la joven que en primavera alza el vuelo con ropa ligera en su columpio.
También podía haber otras reglas: componer versos que se pudieran leer en los dos sentidos, lo cual, a decir verdad, es mucho más fácil en chino que en una lengua occidental. Encadenar versos retomando la primera palabra del verso anterior, cada verso es una cita o un refrán:
Entre las bestias salvajes, el tigre es el rey. (Refrán)
El rey mira a derecha e izquierda y habla de todo y de nada. (Cita de Mencio)
Otro lugar y nos volvemos a encontrar con alguien que conocemos hace mucho tiempo. (Cita de Hong Mai)
Conocer a los hombres, es conocer su rostro, no su corazón. (Refrán)
También había juegos con la forma de los caracteres ortográficos que se tenían que descomponer para hacer otros nuevos, lo cual podía dar como resultado:
Que la madera esté en la boca y esa es la dificultad.
Que lo empujemos por encima de la boca y es el almendro.
Para los que no conozcan el chino esto quiere decir que el carácter que significa «madera», en el interior del carácter que significa «boca», da como resultado el de «dificultad», y encima del mismo carácter para «boca», forma el que significa «almendro».
Su Dongpo, mientras ocupaba su puesto en la Academia Hanlin, inventó un juego con sus colegas durante un banquete. Se trataba de componer una cuarteta tomando dos ideas de sentido contrario e invertirlas, ilustrándolas cada vez mediante un verso. Él mismo improvisó:
La ociosidad se asemeja a la actividad:
Las mariposas revolotean en todas direcciones por encima del muro.
La actividad se asemeja a la ociosidad:
La garza hambrienta se mantiene al acecho en la orilla.
Y un convidado recogió el desafío:
La tristeza se asemeja a la dicha:
En la familia, en los entierros, suena la música.
La dicha se asemeja a la tristeza:
En la familia, cuando la hija se casa, se suele llorar.
Fracasar en uno de estos juegos poéticos implicaba ser condenado a terminarse la copa; pero a veces uno podía salvarse contando una historia divertida o cantando una canción. La finalidad de la bebida era la misa que la de los juegos: animar el ambiente.»